Es la parte que juega el principal papel cuando de cuidar los cactus se trata. El riego de estas plantas está condicionado en primer lugar por la variedad específica y en segundo por el lugar donde este se encuentre plantado.
Observando un cactus enseguida podemos notar si está falta de riego o no. Cuando necesitan urgentemente de riego los cactus suelen consumirse y arrugarse. La buena noticia es que una vez que los regamos, se recuperan bastante rápido y recobran su frescura y lozanía.
La práctica diaria, más que datos y números, es la que nos dirá el momento adecuado para regar a estas plantas. Normalmente con hacerlo una vez a la semana en verano suele ser suficiente espaciando los intervalos entre riegos a medida que las temperaturas descienden. Importante que no olvides que es mejor pecar por defecto en la cantidad y frecuencia de agua a suministrar, que excedernos del volumen necesario. En todo caso la periodicidad y volumen de riego estarán marcadas fundamentalmente por los factores climáticos locales.
En los meses invernales el riego será muy escaso o nulo si el cactus se encuentra a la intemperie. Si lo tenemos dentro de nuestras casas debemos hacerlo cuando observemos que la tierra que lo sostiene está totalmente árida.
Al regar un cactus no debes olvidar:
- Es preferible dejar de regar que hacerlo en demasía.
- La planta no debe mojarse, solo la tierra.
- Cerciórate que la tierra está completamente seca antes de regarlo.
- En invierno riega los cactus solo si es necesario.
- Nunca regar los cactus que tengas fuera de casa si están anunciadas heladas.
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